A. El Poder:
La pregunta sobre el Poder es siempre subversiva y engañosa. Si la pregunta surge desde fuera del círculo que lo disfruta la pregunta es sediciosa y si surge desde dentro es falaz. En todo caso, estando dentro o fuera el Poder siempre es seductor, aún para aquellos que lo repudian.
Una lectura de la historia nos demuestra que ésta no son las memorias de la humanidad sino la novela de aquellos que ejercieron el poder. Es la crónica de la seducción del Poder y los cuentos de los seducidos justificada de progreso, evolución o prosperidad. Es la historia de víctimas, una historia construida sobre el dolor y el abuso de miles de personas anónimas que pasaron por el tiempo del mundo sin que pudieran ser los personajes principales de su propia gesta.
El Poder no existe por sí mismo. Este solo existe en relación con otros o con las cosas. El Poder deviene de una interpretación (enunciación) de las condiciones de la relación misma que los participantes tienen en un momento determinado. La percepción del poder discrimina las ventajas y las desventajas sobre un fondo de necesidades humanas y condiciones de recursos. El Poder es pues, colateral a las interacciones que las personas tienen entre sí y las cosas (recursos).
Podría pensarse que Este es consustancial a la naturaleza de la relación, sin embargo esa sería solo una interpretación del mismo. El Poder vendría siendo un modelo más de las formas de relación que se pueden establecer en el “mundo”. La pregunta sería porqué ha sido un modelo que se ha utilizado por tanto tiempo y si estamos como sociedad humana dispuestos a contemplar otros modelos de cómo relacionarnos y establecer el sentido de derecho y justicia, un nuevo pacto social o una diferente mirada de la distribución de los recursos y la satisfacción de las necesidades.
El poder se manifiesta por el control de las conductas de las personas. A diferencia del ejercicio de la autoridad, el poder nunca es delegado sino asumido deliberadamente. La Autoridad es una función que se le delega a una persona o grupo con un ejercicio delimitado y en virtud de un bien superior, por lo tanto es situacional y temporal. El Poder no es situacional y delimitado en tiempo y espacio, como la autoridad, sino que es general en todo momento y espacio en que se de la relación. Y busca sostener el acceso a los beneficios (abuso) que se obtienen de forma indefinida hasta agotar el recurso abusado.
El Poder es pues un “hecho” de las relaciones sociales. Que se ha modificado en su forma (no así en su fondo) conforme los pueblos han pasado de relaciones de hordas primitivas hasta la conformación de imperios y sociedades – estados configuradas alrededor del derecho constitucional y actualmente con participación en el naciente derecho internacional.
El Poder de igual manera lo encontramos manifestado con las mismas características en las micro relaciones sociales como son la familia, las relaciones laborales, las relaciones con nuestros vecinos, entre otras que han sido transverzalizdos por los enunciados del Poder y cuya función es reproductora de los discursos del Poder.
El Poder no es solo concerniente a las ideologías religiosas o patriarcales, imperialistas, capitalistas o socialistas. El Poder está más allá de las ideologías y se sirve de ellas para perpetuarse. Tampoco es propio de un grupo o de una clase social sino de aquellos que se dejen seducir por él. Y el principio básico para ser seducido es la ventaja que da el abuso de las circunstancias diferenciales de los otros para la satisfacción de las propias necesidades individuales o colectivas.
En la concepción nihilista de Nietzsche la voluntad de poder es el eje motivacional del ser humano que sustituye la moral ilusoria. Considera la moral como hipócrita y pone al mismo nivel “la salvación” cristiana como la concepción del “deber” en la conformación de la ley. La tendencia de la época de subordinar al “bien común” para mejorar el bienestar material de las mayorías, no es más que un prejuicio sobre las luchas de fuerzas, cuya única intención es la nivelación bajo la cual se anulan las diferencias; la libertad, la igualdad y la fraternidad atentando contra el ser humano, llevándolo a su máxima expresión de reducción.
Para Foucault el Poder es esencialmente una relación de fuerzas no exclusivo de alguna clase o Estado ni mucho menos esencial sino más bien un atributo que atraviesa tanto a los que la ejercen como sobre aquellos en que se ejerce. Es por ello que en Foucault el Poder es propio de una relación no necesariamente visible en el acto violento ni tampoco forzosamente expresable en los enunciados discursivos. Sin embargo, presente en la ausencia visible y visible en la ausencia discursiva.

Para Foucault el Poder es pues, un ejercicio. Cuyas variables son los emplazamientos de poder (la posición del sujeto que habla), las instituciones (el espacio complementario), los discursos y los enunciados. En otras palabras lo determinable (visible) y lo determinante (enunciado) en un campo de fuerzas; acciones sobre las acciones. El mismo discurso (P.ej.; La declaración universal de derechos humanos, la constitución política, la historia de la liberación femenina) es un cuerpo de estudio (visible), propio de la época, de los enunciados de las fuerzas de Poder, que se dibujan como diagrama del devenir de las fuerzas, de las formas, bifurcaciones, mutaciones y resistencias. Encontramos, además, en Foucault otra variable en el ejercicio del poder, los agenciamientos; dispositivos, técnicas y estrategias actualizadas del ejercicio del poder (p.eje. la cárcel, la escuela).
La relación entre Poder y saber que promulgaba Francis Bacon, a propósito de la lucha de fuerzas entre el discurso científico y el mitológico, se actualiza en Foucault ya no como una conclusión teórica, histórica ni aún vivencial sino como una verdad descarnada, como un desafuero epistemológico, pues no hay verdad ni saber que no implique un acto de poder; “No existe relación de poder sin la constitución correlativa de un campo de saber, ni saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo relaciones de poder” (Foucault M.)
El Poder es el abuso de una ventaja que se obtiene de la diferencia(s) existente al interior de una relación (Briceño F. 1999) Todas las personas en lo individual y en lo colectivo somos diferentes y estas diferencias nos dejan en ventaja o desventaja frente a otros. Las diferencias no es lo incongruente pues estas son necesarias como parte de la individualidad y el ejercicio de la libertad y soberanía. El inconveniente surge cuando aquel o aquellos que tienen la ventaja diferencial obtienen un beneficio o provecho a costa del otro en desventaja.
Las diferencias pueden ser de edad, color de piel, conocimiento tecnológico, capacidad de ataque y defensa, económica, culturales, desarrollo de la agricultura, explotación de los recursos naturales, salud, entre muchas más. Siendo las diferencias una condición a la persona y no algo intrínseco a la persona misma. Las diferencias separan también las formas de vida entre las naciones, al interior de ellas y entre regiones.